Joventut: sangre y sudor* en la cancha : Notas de Basket

domingo, mayo 13, 2007

Joventut: sangre y sudor* en la cancha



El Joventut, este Joventut, engancha. Capaz de lo mejor y de lo peor, representa la esencia del basket, ese que te hace levantarte del asiento, aunque tu equipo juegue en otra cancha. Dirigido de manera magistral por un Aíto seguro de sí mismo, la Penya nunca da por perdido un balón, mucho menos un partido, jamás. Pueden haberse relajado incomprensiblemente durante varios momentos pero en cuestión de minutos plantean una presión asfixiante en todo el campo que vuelve a poner contra las cuerdas a su oponente.

Cualquier jugador no puede vestir la camiseta verdinegra. Se necesitan luchadores, amantes del cuerpo a cuerpo, integristas de la canasta. Jugadores de los que se tiran en planchan a por un balón que ya está fuera de la pista, que aprietan en defensa y en ataque sin ahorrar un átomo de energía, sabedores de que un recambio les espera en el banco. Cada jugador se vacía cada vez que pisa la cancha.

Cantera incansable de jugadores (de ella han nacido Sergi Vidal, Álex Mumbrú, Rafa y Tomás Jofresa, el actual presidente Jordi Villacampa, Josep María Margall "Matraco" y tanto otros), sus dos últimas perlas forman un dúo demoledor. Tanto Rudy Fernández como Ricky Rubio exprimen sus posibilidades al máximo. Jamás agachan la cabeza, nunca rehuyen la responsabilidad, aunque pierdan de veinte, el pabellón se llame La Mano de Elías, enfrente estén un Maccabi con el cuchillo entre los dientes y 10.000 fieles en las gradas pidiendo más.

Con este espíritu, sangre y sudor en la cancha, comulgan jugadores tan incondicionales como Charles Gaines, Elmer Bennett, Robert Archibald y Lubos Barton. Hasta el gélido Andy Betts se calienta cuando viste la elástica verdinegra.

Aunque continuador del mítico “kárate-press” de Aíto (si cometes 30 faltas te pitarán 30; si cometes 50 te seguirán pitando 30), el Joventut de las últimas temporadas juega con estilo, al contraataque, sin miedo a fallar, capaz de jugarse un partido con un arriesgado ally oop, que cualquier entrenador no dudaría en censurar.

El último gran partido de la liga regular entre el Joventut y el Real Madrid fue un claro exponente de lo anterior. Como muchos de sus rivales, el Real Madrid confundió dureza con violencia. Así lo volvieron a demostrar Alex Hervelle y Felipe Reyes, tan buenos jugadores como fanáticos, excesivamente respetados (sí Joan, sí) por los árbitros.

Un partido espectacular, extremo, emocionante y atractivo. La mejor antesala para un playoff (que una vez más) ya está aquí.

* en este orden

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