1.- Comprar los derechos de televisión de la competición nacional del susodicho deporte si no se tiene interés real.
2.- Dejar contra las cuerdas a la competición nacional ofreciendo una ínfima parte de los derechos de televisión que percibía el año anterior en otra cadena.
3.- Hasta que no se haya llegado a un acuerdo con los dirigentes de la competición nacional en lo que se refiere al contrato televisivo, nunca se deben de retransmitir los partidos semanales desde la jornada primera. Aunque la competición lo permita, como es el caso y aunque se deje sin poder disfrutar a 700.000 telespectadores de su deporte favorito.
4.- Seleccionar a comentaristas con escasos conocimientos en el deporte y que no demuestren ser capaces de mantener una conversación normal; y por supuesto mostrando abiertamente sus preferencias entre los equipos participantes.
5.- Seleccionar los partidos semanales a retransmitir sin ningún juicio y atendiendo más a razones políticas y geográficas que al mero interés que ofrece la competición.
6.- Obviar la importancia del deporte en el ámbito estatal y ceñirse a razones puramente económicas para su nula difusión siendo una cadena pública.
7.- Pagar unos derechos de retransmisión de la competición europea reina para desaprovecharla sin motivo alguno.
8.- Retransmitir procesiones en semana santa en vez de la eliminatoria más emocionante de la competición reina europea y de la cual se ha pagado los derechos. Aunque esa eliminatoria sea antesala del mayor evento de ese deporte en Europa y que la disputen dos equipos de tu mismo país. El mismo país quien te sufraga los gastes debido a su condición de ente público.
9.- En caso de que la misma eliminatoria se tuviera que decidir en un último y agónico partido tampoco retransmitirlo.
10.- No retransmitir las jornadas de la competición nacional que se disputen entre semana para poder ofrecer series mucho menos interesantes y con un número infinitamente inferior de seguidores. Aunque uno de eso partidos sea un derbi comarcal por la pugna del tercer puesto en la competición nacional o aunque otro de esos partidos sea entre los dos primeros clasificados y se decidan las posiciones finales en el mismo.
11.- Hacer nula publicidad del deporte en cuestión y achacar los malos resultados de las audiencias a su falta de gancho comercial.
12.- Programar las retransmisiones de los partidos en horarios y días poco recomendables para su seguimiento.
Conclusión: con estas sencillas pautas conseguiremos enterrar un deporte y su afición al mismo por completo, y todo en unos pocos años. El broche definitivo sería no retransmitir el evento más importante del deporte europeo en cuestión. La pregunta es: ¿Cuánto puede aguantar un deporte en estas condiciones?
Fuente: TVE en su trato al baloncesto, más en concreto, su trato a dos productos pagados por todos como son
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